LA VIOLACIÓN A LOS DDHH EN EL ECUADOR 1984-1988

Caso Taura

Los sucesos del 16 de enero de 1987 culminaron con la libertad del general Vargas y con un compromiso firmado del Presidente de la República de no tomar represalias contra quienes habían llevado a cabo el Taurazo.

 

  No obstante, la planificación para reprimir a los comandos fue casi inmediata: el 21 de enero fueron arbitrariamente detenidos después de haber sido engañados con que estarían en una capacitación.

 

A partir de ese momento, en diversos cuarteles militares a los que fueron trasladados, los comandos fueron torturados y sometidos a otros tratos y penas crueles, inhumanas y degradantes, incluyendo actos de violencia sexual. Una vez instaurado el Consejo de Guerra Verbal que los juzgaría, fueron condenados a penas de entre seis meses y dieciséis años de prisión.

 

El primer elemento constitutivo del tipo de lesa humanidad a analizarse es el
de ataque, con el afán de dilucidar de qué manera se llevó a cabo la violencia en
contra de los comandos de Taura.

 

Como se detallará a continuación, estas personas fueron inicialmente detenidas de manera arbitraria, para inmediatamente ser objeto de múltiples torturas y actos de violencia sexual.


Detención arbitraria el 21 de enero de 1987, cinco días después del Taurazo, setenta y ocho comandos del escuadrón Jaguar son detenidos con uso de violencia en la Base Aérea de Taura. Al mismo tiempo, en el Ministerio de Defensa, en Quito, dos oficiales de la FAE, pertenecientes al mismo escuadrón, también son detenidos y trasladados a un recinto militar, donde fueron llevados el resto de comandos. La detención es arbitraria porque no existía al momento de la captura, una boleta emitida por una autoridad judicial del fuero militar o civil.

Los testimonios sobre este hecho no dan cuenta de esta formalidad. Como señala el ex comando Tomás Ganchozo:

“… Salimos a trotar y entramos por los tanques cuando nos cogieron presos los oficiales de ahí mismo de la fuerza aérea. No vi a nadie del ejército. De ahí, cuando abrieron la puerta yo vi a unos marinos; ellos habían llegado en un avión C 130. Cuando ellos aterrizaron nos amarraron”.

La Tortura

Las detenciones de los comandos de Taura se dieron con uso excesivo de la fuerza o violencia contra los detenidos. Una vez detenidos, los comandos de Taura fueron sometidos a tortura y a otros tratos o penas, crueles, inhumanas y degradantes.


Los principales participantes en los hechos de Taura tuvieron un “trato especial” desde el momento de la captura. Este el caso del cabo segundo Pedro Dimas Loor, apodado Zambo Colorado. En su testimonio afirma:

“Viene ese teniente Carrera, un blanco del armamento del Jaguar, y me arrastró en la pista, en pantaloneta, sin camiseta, así corriendo y me daba vueltas, amarrado, de espalda. Ensangrentado me llevó a la puerta del avión, me subieron y me pusieron en el primer asiento”.


Varios testimonios recogidos por la comisión corroboran estos hechos. Hay que considerar que la mayoría de estas detenciones no tuvieron un carácterviolento motivado por la resistencia de la víctima:

• Francisco Pazmiño: “pequeñas heridas en regiones frontal izquierda y occipital derecha producida por un cuerpo contundente”

Por último, en el Fuerte Atahualpa, donde posteriormente se seguiría el Consejo
de Guerra Verbal, Fultón Zambrano, quien fue recluido en dicho lugar manifiesta
que:

“Nos metieron a un baño, pero le habían llenado el baño con agua, hasta las rodillas, (…) ¡ahí nos tiraron! (…) A eso de las 12 de la noche, empezaron a llamar a uno por uno: ¡fulano de tal! -¡firmes! [Respondía]- ¡venga!, y se lo llevaban y ya no regresaba(…) nosotros pensábamos lo peor. Nos sacaban encapuchados y amarrados, cuando me tocó el turno nos llevaron a un lugar donde estaba: una silla de metal, una lavacara con agua, un teléfono inalámbrico, un garrote (…). Me hicieron sentar en la silla (…) hacían meter los pies [en la lavacara con agua] y nos metían corriente en el cuerpo (…). No tengo cicatrices”


Violencia Sexual

La utilización de violencia sexual fue una forma reiterada de ataque que sufrieron
los comandos: desnudos recibieron torturas en sus genitales durante los interrogatorios.


A pesar de las dificultades que muestran generalmente las víctimas para denunciar la violencia sexual, debido al estigma al que generalmente se asocia,la Comisión recogió varios testimonios que muestran una acción reiteradade tortura sexual, como muestran los siguientes ejemplos:

      “En una silla de esas de lata y me amarraban contra la silla, y desnudo”[5].

       “Vino alguien y me abrió las piernas y me metió unos ganchos en los cómo es, en los testículos, y me dieron corriente”[6].

      “¡Sigue, sigue ahí! y ¡pas! los golpes, otra vez al famoso cuarto; y ahí también ya, ya, no eran los golpes, sino corriente, ¡Bájate los pantalones!, ¡no!, corriente en mis testículos. Ucha ¡qué bestia!, es terrible”[7].


La violencia sexual es una modalidad de tortura que fue practicada en un número
significativo de casos. Más de uno de cada tres testimonios de los comandos
recibidos por la Comisión de la Verdad, sufrieron violencia sexual: doce de los
treinta y dos testimonios recibidos.

 

Dentro de los actos de violencia sexual seincluyen el desnudo forzado, las humillaciones sexuales y la tortura sexual.El carácter de este ataque viene definido por la detención arbitraria de la quefueron objeto, y la manera premeditada en que se llevaron a cabo las acciones,con un desarrollo centrado en la captura, traslado, distribución por diferentes
instalaciones militares con un patrón de actuación similar.

Durante la detenciónmuchas de ellas fueron objeto de torturas y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, que ocasionaron sufrimientos físicos y mentales a las víctimas.Se aplicaron electricidad, estiramientos de extremidades, golpes con objetos
contundentes y colgamientos, entre otras. También desnudo forzado, golpes
y electricidad en los genitales.
Al analizar este trabajo, se puede comprobar que durante el período presidencial de León Febres Cordero, se presentaron una serie de hechos que dejaron marcados no solamente a las familias de víctimas inocentes, sino también a la sociedad ecuatoriana que fue testigo de todos aquellos atropellos y violaciones de los derechos humanos y que a pesar de que en muchos casos el Estado Ecuatoriano a aceptado su culpa, no se justifica los actos violentos de un periodo de gobierno que supuestamente era democrático.



 
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