Período presidencial de León Febres Cordero
León Febres Cordero llegó al poder en el año 1984, acompañado en la Vicepresidencia por Blasco Peñaherrera Padilla, en representación del Frente de Reconstrucción Nacional (FRN), asociación que reunía a las fuerzas de la derecha: socialcristianos, liberales, conservadores, nacionalistas revolucionarios, cidistas y los pocos velasquistasque aún quedaban.
Esta dupla superó en las elecciones al binomio de la alianza Izquierda Democrática Pueblo Cambio y Democracia, conformado por los candidatos Rodrigo Borja y Aquiles Rigaíl.
En su acto de posesión, realizada en el Congreso Nacional el 10 de agosto de 1984, Febres Cordero anuncia algunas de las políticas que seguirá el régimen durante el período de 4 años para el que fue elegido.
Así pues, ofrece alentar a la iniciativa privada, promoviendo de esta forma la inversión extranjera la que ofrece todas las garantías para operar en el país. Además, adopta algunas políticas vinculadas al Gobierno estadounidense de aquella época, entre las que se puede destacar la lucha contra el terrorismo y el tráfico de drogas. En lo económico anuncia que defenderá el bajo costo de la canasta familiar, combatirá la inflación e impulsará la obra pública y que dará a los ecuatorianos pan, techo y empleo.
Sin embargo, en los primeros meses de su gobierno, el Mandatario impulsa políticas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que consistía, entre otras cosas, en el alza de precios de los combustibles y los pasajes; mismas que determinarían un incremento en los productos de consumo básico, mientras el salario mínimo se mantuvo congelado. Asimismo, la tasa de inflación, que en octubre del 84 se situó en el 19.1 por ciento anual, sube a 22.9 en noviembre del mismo año.
Uno de los problemas con los que se tuvo que enfrentar el Gobierno Febrescorderista fue el surgimiento de la agrupación armada Alfaro Vive Carajo (AVC), quienes efectuaron un sinnúmero de acciones en rechazo de las políticas adoptadas por el régimen. Entre las más importantes destaca el secuestro al banquero y amigo personal del Primer Mandatario, Nahím Isaías, llevado a cabo el 7 de agosto de 1985 en un operativo conjunto con el M-19 de Colombia, con la finalidad de obtener un rescate para financiar la lucha armada.
Tras investigaciones realizadas por la Policía Nacional, se localiza el lugar donde los secuestradores tuvieron retenido a Isaías. El presidente Febres Cordero se niega a negociar y ordena el asalto de la casa en la madrugada del 2 de septiembre.
La acción estuvo a cargo de una unidad antiterrorista del Ejército creada por Febres Cordero y entrenada por especialistas de Estados Unidos y España. Como producto de la incursión policial, además de Isaías, murieron el ecuatoriano Fernando Rojas y los colombianos Gloria María Mendoza, Fabián Medina y Germán Centeno Vanegas. A estos habría que agregar, los decesos de Juan Carlos Acosta, Alfonso Benavidez y Germán Sarmiento, quienes habían sido apresados con vida en días anteriores y, supuestamente, fueron sometidos a torturas.
Otro de los hechos repetidos en el Gobierno socialcristiano fue la rivalidad política entre el Primer Mandatario, junto con su coideario más cercano, el entonces gobernador del Guayas, Jaime Nebot, y el alcalde de Guayaquil, el roldosista Abdalá Bucaram Ortiz. En más de una ocasión se dio un fuerte cruce de acusaciones entre los sectores e incluso Bucaram terminaría recluido y, posteriormente, exiliado en Panamá.
En el ámbito de la política exterior, se evidencia que el Gobierno Nacional se alinea con el régimen conservador estadounidense de Ronald Reagan. Y, en esa medida, recibe la visita de importantes banqueros norteamericanos como David Rockefeller y emisarios de Reagan, quienes felicitan a Febres Cordero por su política de libre mercado, apertura a las inversiones y combate al terrorismo y el narcotráfico.
Al tiempo de romper relaciones con Nicaragua, cuestiona también al Acuerdo de Cartagena por restringir la inversión extranjera y llega a estrechar relaciones con regímenes dictatoriales como el de Chile y Guatemala.
Durante este régimen, el Papa Juan Pablo II, a fines de enero de 1985, visita el país trayendo un mensaje de paz, solidaridad y amor.
Para el año 1986, el Gobierno anuncia elecciones de diputados y, además, ese mismo día se consultó a los ecuatorianos sobre el derecho de los independientes a ser elegidos sin estar afiliados a algún partido político.
Previo al desarrollo de los comicios, el régimen experimenta un resquebrajamiento del frente militar por rebeliones en sus filas promovidas por el teniente general Frank Vargas Pazzos, quien cuestiona la actuación del ministro de Defensa, Gral. Luis Piñeiros, y del comandante del Ejército, Manuel María Albuja, a quienes acusa de corrupción. Vargas Pazzos se tomó las instalaciones de la Base Eloy Alfaro de Manta y pidió la renuncia del Secretario de Estado, solicitud que fue negociada y concedida por
el colaborador gobiernista Charlie Pareja; sin embargo, Febres Cordero niega que se haya llegado a un acuerdo y apresa a Vargas Pazzos, quien es trasladado a Quito.
Ante la posición asumida por el Gobierno, el comando impulsa la toma de la Base Aérea de Quito, donde estaba detenido, exigiendo la salida de Febres Cordero y llamando a conformar un gobierno cívico-militar, lo que produce un enfrentamiento con la fuerza pública dando como resultado la rendición de los militares sublevados y la captura de Vargas Pazzos.
Aunque el Gobierno superó el denominado “vargazo”, este hecho motivó que las fuerzas de oposición recuperen la confianza y crean en la posibilidad de derrotar a Febres Cordero en las urnas. Así, la posición del NO en el plebiscito que buscaba la elección de candidatos al Congreso independientes, sin pertenecer a un partido político unifica momentáneamente a una diversidad de fuerzas políticas de la izquierda y el centro.
En el año 1987, el régimen enfrentó uno de hechos más críticos durante el ejercicio del poder. La negativa del presidente Febres Cordero de no acatar la amnistía aprobada por el Congreso en favor del militar rebelde Frank Vargas Pazzos provocó que el 15 de enero, varios comandos de la Base de Taura procedan a secuestrar a Febres Cordero, a su ministro de Defensa, Gral. Medardo Salazar y a su comitiva, exigiendo la liberación de Vargas.
Este secuestro provoca una crisis política en el país. Pese a que Febres Cordero se encuentra imposibilitado de ejercer la Presidencia de la República, el vicepresidente Blasco Peñaherrera no asume la primera magistratura por presiones de la primera dama y otros funcionarios que presuntamente lo mantienen secuestrado en el Palacio de Carondelet.
Uno de los hombres más fuertes del régimen, el ministro de Gobierno, Luis Robles Plaza, fue enjuiciado políticamente una vez más, luego de ser absuelto por la mayoría oficialista en 1986.
El Secretario de Estado fue acusado de haber cometido graves violaciones a los derechos humanos, la denuncia la hicieron los diputados Diego Delgado Jara, René Maugé, Ernesto Álvarez, Patricio Romero y Oswaldo Lucero. Robles Plaza se defiende calificando a los legisladores de "miserables encubridores de terroristas y narcotraficantes".
Al llamado efectuado por el Congreso Nacional, Robles Plaza no asistió, por lo que la diligencia se inició sin el interpelado. Durante este proceso, el Congreso recibió pruebas de más de 100 ejecuciones extrajudiciales, 180 casos de tortura y unos 200 casos más de violación de los derechos humanos perpetrados por la Policía desde 1984, así lo reseña el Informe 1988 de Amnistía Internacional.
Finalmente, el Legislativo dictamina la censura a Robles Plaza pero Febres Codero se niega a acatar la resolución y lo mantiene al frente del Ministerio de Gobierno hasta finales del mes de enero de 1988 cuando lo reemplaza por Heinz Moeller.
El combate a la inflación, el pan, techo y empleo, y la defensa de la canasta familiar culminan en un rotundo fracaso. La tasa de inflación, que en 1984, era del 30,4 %, en 1988 llega al 58%. El desempleo urbano sube en este período en un 28%; el precio de la gasolina en un 260 %. Por el contrario, los salarios, en términos reales, bajan en un 14.8 %.
Los que si hacen su agosto son los inversionistas y acreedores extranjeros, los exportadores, importadores, banqueros y financistas. Desde 1984 a 1988, la inversión extranjera directa es de 337 millones de dólares, pero en este mismo lapso las remesas de utilidades ascienden a 528 millones de dólares.
La deuda externa crece en un 40 por ciento (pasa de 7.514.8 millones de dólares a 10.535,7 millones de dólares). En este período el país paga 6147,2 millones de dólares. Entre tanto, los gastos de salubridad, educación y servicios sociales bajan notablemente.
Se concentra aún más el ingreso, grandes fortunas se levantan de la noche a la mañana como fruto de la corrupción, de las políticas neoliberales o de los procesos especulativos de bancos, casas de cambio y financieras.
Como ya se ha mencionado con anterioridad, el gobierno de Febres Cordero ha sido uno de los más represivos y autoritarios; por lo que se explicará con mayor detalle tres casos que a consideración del autor de este trabajo, son los más importantes al hablar acerca de violaciones de derechos humanos, como lo son: la desaparición, en enero de 1988, de los hermanos Pedro Andrés Restrepo Arismendi de 17 años y Carlos Santiago de 14, de quienes hasta la presente fecha no se tiene rastro; la captura, tortura y muerte de Consuelo Benavides y el Caso Taura; estos casos se los detallará individualmente.