LA VIOLACIÓN A LOS DDHH EN EL ECUADOR 1984-1988

Unidades Especializadas para combatir la subversión

Durante el gobierno de León Febres Cordero se crearon al interior de la Policía Nacional varias unidades especializadas en combatir a la subversión. Asimismo, se profesionalizó a aquellos departamentos ya existentes, como son:

  • UIES
  • Escuadrones volantes
  • SIC 10
  • Refuerzo de las Fuerzas Armadas

 El origen de la creación de esta institución al interior de la Policía Nacional se remonta a los hechos que conformaron el secuestro y posterior muerte del banquero ecuatoriano Nahím Isaías, con ello, se hizo evidente la cimentación de una rama policial que permitiese erradicar cualquier acción terrorista.

 

Debido a la colaboración que prestó el Grupo Especial de Operaciones de la Policía de España (GEO) para terminar con la retención de Isaías, el presidente de aquella época León Febres Cordero consideró oportuno pedir al régimen de esa nación apoyo para la creación de una unidad de élite de similares características.

 

 

Según la Comisión de la Verdad, en primera instancia, esta entidad fue denominada como Unidad de Investigaciones Anti-Subversivas (UIAS) el 28 de septiembre de 1985 pero mediante el Decreto Ejecutivo Reservado Nº 1601 del 14 de febrero de 1986 se crea de forma oficial aunque secreta la Unidad de Investigaciones Especiales (UIES), como unidad orgánica del Servicio de Investigación Criminal de Pichincha (SIC-P),teniendo como base la Brigada de Automotores y en el Departamento de Delitos contra la Propiedad.

Las sedes de las operaciones se centraron en  tres  ciudades del  Ecuador: Quito, Guayaquil e Ibarra, además, era autónoma en el campo financiero, informativo y operativo, dejando de lado la colaboración de las fuerzas de inteligencia militar.

Asimismo, contó con la ayuda de países externos tanto en la realización de cursos para sus integrantes como en la colaboración binacional con naciones como Israel, Estados Unidos, España, Francia, Taiwán, Perú y Colombia.

 

Las labores de investigación, seguimiento, inteligencia y operaciones especiales de la UIES no se centró únicamente en aquellos integrantes de grupos que podrían significar una amenaza a la seguridad nacional por sus actos subversivos, sino, además, se enfocaron en grupos de derechos humanos, dirigentes sociales, líderes de opinión y opositores políticos.

 

    Escuadrones volantes

La provincia del Guayas vio por primera vez a aquellos automotores conocidos como los escuadrones volantes, que nacieron de la idea del comandante del Regimiento Guayas, coronel Hólguer Santana y del entonces gobernador de la provincia, Jaime Nebot Saadi, apoyado bajo el Decreto Ejecutivo Nº 763 el 23 de mayo de 1985 y cuya finalidad era la protección de las personas naturales y de los bienes de las entidades del sector público y del privado ante la ola de delincuencia que vivía esa provincia del Ecuador.

 

Hugo España, ex integrante de esta unidad, en su libro “El Testigo”, relata cómo se escogió a los 30 hombres que conformaron el Escuadrón Volante.

 

“Se hizo un escogitamiento de entre todos los miembros del Regimiento que cumplieran con  los  requisitos  indispensables  para  el  ingreso  al  Escuadrón:  estatura,  óptimas condiciones físicas, tener agallas para emprender las próximas tareas y para responder a cualquier situación (…) se nos escogió a 30 elementos del Regimiento, a los que se nos preparó en un cursillo de refrescamiento (repasar lo aprendido en el curso de la Escuela) alrededor de ocho días”.

 

Asimismo, España explica que en un escuadrón volante “podían embarcarse de 5 a 7 personas, entre ellas el conductor, el jefe de patrulla y 3 o 5 integrantes”, quienes tenían en su poder una carabina mosberg que “además de patear fuertemente al tirador, destruía casi totalmente las siluetas (los muñecos de entrenamiento)”.

 

El tiempo de funcionamiento del Escuadrón Volante duró casi todo el Gobierno de León Febres Cordero, “su desaparición como Unidad Especial en el gobierno de Rodrigo Borja (1988-1992) fue fruto de las denuncias de violaciones de derechos humanos realizadas por diferentes organismos”.


 

SIC-10

 Fue  una  estructura  clandestina,  que  surgió  a  partir  del  denominado  Servicio  de Investigación Criminal (SIC). Se dice que es clandestina debido a que sus operaciones e incluso creación siempre fueron negadas por la Policía Nacional, sin embargo la Comisión de la Verdad, en su informe final, reveló documentos que avalaban a esta estructura dentro de la Policía e incluso pautas en las que ejercían sus acciones; esto ha sido corroborado por algunos de los mismos integrantes de este grupo y también en denuncias de víctimas que aseguran haber estado sometidos por el SIC-10.

Esta unidad no tuvo un muy amplio margen de operatividad, pero resultó fundamental para  lo  que  el  Gobierno  de  Febres  Cordero  denominaba “el  combate  contra  la subversión”. Fue fundada en el año 1984 y finalizó sus funciones cuando fue creada la Unidad de Investigaciones Especiales (UIES). Como queda dicho, su principal objetivo era desarticular a las organizaciones que, a decir del Gobierno, violentaban la seguridad interna e incluso ponían en riesgo la institucionalidad del Estado, tales como el grupo armado Alfaro Vive Carajo.

 

En su libro El Testigo el ex agente de la Policía Nacional, Hugo España, asegura que el SIC-10 operaba bajo la premisa de “destruir totalmente la subversión, que se había extendido como cáncer en todo el país”. De igual forma, manifiesta que los cursos en esta división policial eran dirigidos por instructores norteamericanos e israelitas e indica que, de forma secreta, se había subdivido en tres sectores estratégicos: SIC-10 de Quito, SIC-10 de Guayaquil y SIC-10 de Cuenca.

Como puntos básicos en la formación de este grupo se puede mencionar que tenían independencia de mando y que sus integrantes participaban de forma encubierta, incluso el mismo España indica en su libro que se les entregaba identificaciones falsas y dinero extra, a más de que les pagaba la Policía Nacional, por pertenecer a este grupo. Dependían estrictamente de entidades del Estado, cercanas a la Presidencia de la República.


 

 Fuerzas Armadas

Según indica en su informe la Comisión de la Verdad, las Fuerzas Armadas en sus diferentes ramas (Fuerza Terrestre, Fuerza Aérea y Fuerza Naval) detentaban ciertos destacamentos en Inteligencia sobre los que se presume eran utilizado para perpetrar violaciones a los Derechos Humanos, de forma central durante el Gobierno de León Febres  Cordero.

 

Entre  estas  entidades  se  describen  a  la  Dirección  Nacional  de Inteligencia, Dirección de Inteligencia del Ejército, Servicio de Inteligencia Naval,
Departamento de Inteligencia de II Zona Aérea, Batallón y Agrupamiento Escuela de Inteligencia Militar, agencias de Inteligencia de Quito, Guayaquil, Esmeraldas, Ibarra, Cuenca, Tulcán, Machala y unidades como la Brigada de Fuerzas Especiales Patria.

Cada una de estas instituciones habría recibido órdenes superiores, según se menciona en el informe de la Comisión de la Verdad, para modificar o reorientar sus objetivos de trabajo, centrándose en determinar el movimiento de líderes o activista políticos, e incluso verificar si eran propensos a la subversión.

 

Algunas  de  las  antes  mencionadas  instituciones  militares  y  sus  miembros  están involucrados en casos específicos de violación de los derechos humanos, como es el caso de la muerte  a manos de elementos militares de Consuelo Benavides, que incluso tuvo una sanción internacional en contra del Estado ecuatoriano.


 
 
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